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2DO. TIEMPO: TEMPRANERO GOL COMPLICÓ EL PANORAMA CELESTE




James Rodríguez festeja su segundo gol en la noche y el segundo de su equipo. Atrás Diego Godín exhibe su pesadumbre por el tempranero tanto que ponía complicó toda la segunda etapa.


28 junio, 2014
Selección

Después de un comienzo a toda máquina, donde Colombia conquistó el segundo gol, el equipo bajó las revoluciones abroquelándose en su última zona defensiva. Creció Uruguay que pasó a dominar el juego generando varias incidencias de gol. Sin embargo, en esta etapa complementaria fue donde más se advirtió la ausencia de Luis Suárez.

James Rodríguez festeja su segundo gol en la noche y el segundo de su equipo. Atrás Diego Godín exhibe su pesadumbre por el tempranero tanto que ponía complicó toda la segunda etapa.

James Rodríguez festeja su segundo gol en la noche y el segundo de su equipo. Atrás Diego Godín exhibe su pesadumbre por el tempranero tanto que ponía complicó toda la segunda etapa.

Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales)

Los dos técnicos mantuvieron los mismos equipos para la etapa complementaria. La imagen que se irradiaba desde la cancha, mostró un panorama totalmente diferente a la etapa inicial. Los colombianos pisaron el acelerador, pasaron a jugar a todo vapor, con gran dinámica desde que la pelota se puso en juego, en busca de otro gol. Los celestes se vieron sorprendidos. No atinaron a reaccionar. Como en la primera etapa, lanzaron ataques por la derecha en busca del habilidoso Cuadrado (No. 11). Uruguay se descontroló, Cristian Rodríguez perdió marcas por su zona y en la tercera intentona profunda lograron el objetivo.

La incidencia nació, también, por la derecha. Luego de avanzar unos metros Aguilar (No. 8) cruzó para el centro del avance en busca de Teófilo Gutiérrez (No. 9). Recibió la pelota y de primera alargó la pelota en pase para la izquierda por donde entraba a todo vapor, sin marcación, el lateral Arnero (No. 7), en excelente proyección ofensiva. Sin oposición llegó hasta el fondo de la cancha, sacó un centro pasado que cruzó toda el área chica -¿no ameritaba la salida a cortar de Muslera?-, encontrando en el segundo palo al wing derecho Cuadrado. En un salto de acróbata cabeceó hacia el corazón del área chica. Sólo, sin que José María Giménez pudiera interceptarlo, con toque corto, convirtió el segundo gol. El objetivo alcanzado cargó una mochila para el equipo celeste.

El técnico Tabárez movió el banco de suplentes, como correspondía. Tres minutos después del gol, a los 73’ envió a la cancha a Cristhian Stuani y Gastón Ramírez por Diego Forlán y Álvaro Pereira. Los cambios originaron la transformación del sistema táctico. Cuatro hombres en el fondo (Maximiliano Pereira, Gimenez, Godín y Cáceres); tres en la mitad de la cancha (Alvaro González, Egidio Arévalo Ríos y Cristian Rodríguez), pasando Gastón Ramírez a jugar de enganche con Stuani en su cercanía y arriba Edinson Cavani.

Se generó en todos los uruguayos la incertidumbre relacionada con la respuesta que brindaría el equipo al encontrarse en desventaja por dos goles apenas iniciado el complemento. Pudo pensarse que el nerviosismo sería presa fatal del equipo. Una infracción de Giménez sobre Teófilo Gutiérrez, donde recibió tarjeta amarilla, pareció demostrarlo.

Sin embargo, poco a poco y una vez acomodadas las figuras que ingresaron al nuevo sistema táctico, el rendimiento de Uruguay creció. Exhibió una actitud positiva procurando atacar con frecuencia, favorecido por un retraso de todas las líneas de Colombia. El equipo del argentino Pekerman bajó el ritmo del juego, se abroqueló en su última línea, le regaló la cancha y la pelota a los celestes, apostando sólo al contragolpe como arma de ataque. También recurrió a la estrategia de “hacer tiempo” y reponer lentamente las infracciones a favor dejando que las agujas del reloj corrieran.

Con el partido en esas circunstancias, los celestes comenzaron a llegar al arco rival. Una pelota trabajada por Gastón Ramírez, con pase a la izquierda para Cavani, generó un forcejeo de Arévalo Ríos, derivando el esférico para Álvaro González. Remató como venía obligando a una buena tapada del golero Ospina. Una intentona solitaria de Cavani que se mandó sólo desde la mitad de la cancha, por el callejón central hacia el área enemiga, fue cortado en la media luna cuando lo trabaron de atrás. Inmediatamente, una gran acción individual de Cristian Rodríguez, lanzándose sólo al ataque con la pelota en posición de entreala derecho, la finalizó con un gran remate de izquierda que el golero Ospina lanzó al córner en gran estirada.

En la recarga, desbaratado un intento de contragolpe de Colombia, la pelota derivó para Cavani que entraba por la izquierda. Controló la pelota, buscó el final del campo. Remató al arco cuando el pase atrás era lo más atinado. Ingresaba sólo Cristian Rodríguez por el medio. A los 67’ el técnico Tabárez consumió la tercera variante. Abel Hernández entró por Álvaro González, sumándose otro hombre más al ataque, desprotegiéndose la zona central. Una apuesta lógica al “todo o nada”. Un minuto después, Pekerman sacó a Teófilo Gutiérrez de muy baja actuación. Ingresó Alexander Mejía (No. 15).

El panorama no cambio a pesar que Uruguay desprotegió el medio campo donde sólo quedó Arévalo Ríos como hombre de contención. El “Cacha” se prodigó en gran forma, ganando reiteradamente, desbaratando todo intento ofensivo de Colombia. En tanto, Gastón Ramírez aparecía criterioso llevando la pelota hacia adelante. Creció Cristian Rodríguez a pura guapeza. Le cometieron una falta en la boca del arco ejecutada por Gastón Ramírez. La pelota se fue córner. Sobre la media hora un centro de Cavani, largo, desde la izquierda, no pudo conectarlo Stuani. Un centro-shot de Maximiliano Pereira colocado ya en neta posición atacante, lo envió Ospina al córner.

Colombia sólo se defendía en procura de que el reloj corriera. Así, con Uruguay atacando constantemente pero sin lograr el pase-gol final o quién definiera las jugadas –Luis Suárez, obvio-, se llegó al minuto 37. Buena combinación entre Gastón Ramírez con Maximiliano Pereira. La pelota llega dentro del área grande, la va a buscar Maximiliano Pereira. El rechazo de un zaguero le pega en la cabeza al “Mono” y la pelota le queda ahí. Servida frente al golero. Le pegó defectuosamente facilitando la contención de Ospina. A mi juicio allí se terminó el partido. ¿Qué hubiera ocurrido en los ocho minutos finales más los tres de descuento, si Uruguay quedaba a un gol del empate? Imposible adivinarlo. De todos modos, Uruguay continuó atacando, siendo dueño del trámite del juego. Inclusive, se generó una jugada anti deportiva del lateral Arnero ante una infracción que iba a ejecutar Gastón Ramírez, donde el juez holandés mostró tarjeta amarilla al jugador colombiano y a Diego Lugano, quién desde el banco de suplente salió a hostigar al lateral.

Pekerman completó los cambios para ganar minutos (Fredy Guarín por Cuadrado y Adrián Ramos por James Rodríguez), cuando tuvo la certeza de que Uruguay lo había entregado todo en procura de descontar. Con un gran orgullo y enorme espíritu deportivo, Uruguay continuó atacando a fuerza de “centro a la olla”, facilitando las sucesivas contenciones del golero Ospina.

Si en la parte final de la primera etapa la ausencia de Luis Suárez comenzó a insinuarse como fundamental, su imagen se acrecentó durante todo el período complementario a partir del momento que Colombia convirtió el segundo gol. Uruguay pasó a dominar el juego, controló la pelota, pero cada vez que llegó a la zona final de los colombianos, faltó el puntillazo final, el hombre desequilibrante, el goleador…

 

 

 

 


Etiquetas: Selección uruguaya