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La honestidad de Zambrana




Jorge Zambrana es otro nombre que aparece en el horizonte de Defensor Sporting.


27 noviembre, 2012
Sin Categoría

Jorge Da Silva contó, en conferencia de prensa posterior al partido que Peñarol le ganó dos a uno a Wanderers, el domingo por la noche, que a él le había sorprendido cómo había pensado Zambrana en el bien del equipo por encima del bien personal. “Hoy al mediodía hablamos con Jorge en Los Aromos. Fue muy honesto. Me dijo que se sentía bien pero no en óptimas condiciones para los noventa”.

Jorge Zambrana

El lunes Martín Charquero entrevistó a Jorge Zambrana para el programa El último al arco, de Sport 890 y éste declaró: “El día previo al partido no me sentía cien por ciento seguro de jugar de arranque, capaz que si arrancaba jugando y tenía la desgracia de lesionarme a los quince o veinte primeros minutos ya era un cambio que se tenía que hacer en vano. Decidí mejor hablarlo con Da Silva y que él decidiera si ocupaba el lugar otro compañero que iba a estar en mejor forma física que yo. Pensando en el bien del equipo y también pensando que todavía no se termina el campeonato, capaz que si arrancaba jugando y tenía la mala suerte de lesionarme -porque el miércoles pasado sentí la contractura en el aductor y podía volver-, me comía (el garrón de perderme) los dos partidos que quedan”.

Zambrana fue honesto también con el periodista. Lo que el quería era el bien del equipo pero, además, no perderse los dos últimos partidos. El jugador quiere jugar.

Es famosa la anécdota del Cata Roque en la SelecciónUruguaya, poniéndose la rodillera en la pierna sana para engañar al técnico y de ese modo poder jugar.

Ya conté aquí (“El músico jas zurdo”) la de Juan Mujica en un Nacional-Santos en cancha de Boca Juniors.

Menos conocida es la del propio Jorge Da Silva. Él, en una entrevista en el Complejo Celeste, me contó: “Empecé las inferiores en Danubio. Estuve un año ahí, pero realmente jugué muy poquito porque era muy bajo, medio flaquito y decían “juega muy bien, pero es muy chiquito”. En ese momento lo que yo quería era jugar. Me fui a Defensor, a pesar de que me quedaba más lejos y todo. Fui a una práctica de aspirante y quedé. La suerte me favoreció. Cuando llego a Defensor me ponen como volante, lateral derecho, zaguero. Prácticamente, hasta la Tercera División, jugué más de lateral que adelante. Pero una vez que subo a la Tercera División, que trabajaba junto con la Primera en el Franzini, arranca el Torneo Uruguayo y Julio Pérez, una persona encantadora, de una humildad enorme para lo que él había sido en el fútbol uruguayo, me dijo que me veía condiciones para jugar de 9 y que en ese momento no tenía delanteros y bueno: arranco a jugar de 9. Salimos campeones y como en siete partidos creo que hice ocho o diez goles, Jauregui me ascendió al primer equipo. A los 18 años entré en Primera División y fui citado a la Selección Juvenil”.

Pero el profe De León, técnico de la Primera en aquella práctica de la Tercera junto a la Primera en el Franzini, donde Julio Pérez habló con Da Silva, me contó que Julio le dijo que el que jugaba de 4 en la tercera para él era 9 y cuando consultaron al jugador, éste, muy honestamente, les dijo que prefería jugar de 4, porque el más veterano de la primera era Pablo Forlán, que jugaba en ese puesto, y así podría llegar antes a jugar en Primera.

De todos modos, Da Silva recurrió a Zambrana en el momento en que Peñarol estaba perdiendo uno a cero ante Wanderers. Zambrana se olvidó del dolor y del temor a perderse los dos últimos partidos y entró.