64 años después dos victorias seguidas
Cuarenta y cuatro minutos del primer tiempo. Oscar Tabárez abandonó por segunda vez caminando trabajosamente apoyando su mano derecha en el bastón americano y se dirigió al borde del campo de juego. En el área de Uruguay el N.º 17 de Arabia Saudita, Taisser Aljassam, quedó tendido después de rematar por encima del horizontal una acción propicia de ataque. De las pocas, muy pocas ocasiones que tuvo el rival a los largo de todo el partido. Tabárez se dirigió a Godín que se encontraba junto a Martín Cáceres, José María Giménez y Rodrigo Bentancur, generándose un diálogo intenso, caliente, con ademanes de ambas partes. Escasos los del entrenador que movía su mano izquierda. Visiblemente aparatosos los del capitán que en determinado momento, tras escuchar las primeras expresiones del director técnico, abrió sus brazos a lo ancho respondiendo a las indicaciones que recibía. La televisión no capturó este episodio que se extendió por un par de minutos, mientras el jugador árabe lentamente se incorporaba en el campo siendo sustituido.
A los presentes que observamos todos los detalles que se producen en un enfrentamiento futbolístico la situación llamó la atención. Restaba poco tiempo para la finalización de la etapa. Tabárez pudo o tal vez debió aguardar que la etapa concluyera, reservando la expresión de su contrariedad para descargarla entre las cuatro paredes del vestuario.
Más allá de las interpretaciones, no cabe duda que la gestualidad de Tabárez, que un tiempo antes fue captado por la televisión compartiendo con Celso Otero y Mario Rebollo su molestia por el rendimiento del equipo, representaba el sentir de todos los uruguayos presentes en las tribunas del estadio de Rostov on Don, así como también de todos aquellos que dentro y fuera de las fronteras de nuestro país, seguían las alternativas del juego por la transmisión satelital.
A pesar que en ningún momento corrió peligro el destino del partido y la seguridad de la victoria del equipo oriental desde el momento en que Luis Suárez convirtió el gol a los veintitrés minutos, se aguardaba la contundencia de una victoria holgada frente a un rival de escaso fuste. Triunfo que pudo materializarse también abultadamente desde el primer minuto de juego, cuando un profundo pase de Vecino para la entrada en diagonal de Cristian Rodríguez, generó un pase hacia atrás para Suárez que ingresaba al área por la izquierda, trabándole el remate la zaga árabe.
Después, hasta el final del cotejo, la libreta de apuntes se llenó se situaciones favorables para que Uruguay convirtiera más goles. ¿Cuántos? Muchos, sin duda alguna. Dos, tres, cuatro, cinco tal vez…
Sin embargo la histórica victoria conseguida 1:0 sobre Arabia Saudita que clasifica a los celestes para la disputa de los octavos de final ante España, Portugal o Irán [Marruecos quedó eliminado], según los resultados que se produzcan hasta el próximo 25 y 26 de junio, además de escamotear la aguardaba fiesta de la contundencia en las redes, dejó sabor a poco en la boca.
Me imagino que en los vestuarios las indicaciones técnicas de Tabárez habrán tenido como destinatario a todo el equipo. Con pocas palabras. Las justas y claves a las que siempre recurre atinadamente el entrenador. Pese a ello no varió la exhibición del conjunto en el primer cuarto de hora de la etapa complementaria. Saltaron a la cancha Diego Laxalt y Lucas Torreira en lugar de Vecino y Cristian Rodríguez, generando una ilusoria imagen de mejoría prontamente concluida. Fue entonces que, nuevamente, Tabárez reiteró su acción de levantarse del banco de reservas, ahora para realizar indicaciones concretas a Bentancur y Torreira, reubicándolos en el campo.
El posterior ingreso de Nahitan Nández por Carlos Sánchez a los 82’ impulsó un repunte de la actitud del conjunto –aunque leve-, llegándose al final del juego con Uruguay resignando la ejecución de un córner a favor, en acción deliberada de contribuir a consumir los cuatro minutos de prórroga determinados por los árbitros.
La narración precedente deja para el final otro episodio histórico y positivo. Desde la copa del mundo de Suiza disputada en 1954 ningún equipo uruguayo logró dos victorias consecutivas en el arranque del certamen, clasificando en aquel entonces para cuartos de final –competían 16 países-, y actualmente logró el pasaje a octavos. También es justo decir que aquellas dos victorias de Uruguay se materializaron por un triunfo 2:0 ante Checoeslovaquia y la goleada de 7:0 a Escocia. Resulta necesario establecer que en cualquier momento de la historia del fútbol y particularmente en el actual, donde los dos países vencidos hace 64 años no participan de Rusia 2018, escoces y checos son expresiones de mucho mayor nivel que egipcios y árabes a los que Uruguay venció trabajosamente luego de inesperados sofocones. ¡Nada menos!