3 millones con Mario Saralegui: “la profesión más linda del mundo tiene una carga pesada”
El artiguense Mario Saralegui, entrenador del canario Juventud de Las Piedras, analiza el fútbol con la inquietud por la transmisión de los saberes propia de la esencia de la cultura. Por ejemplo, lee a Bielsa también por lo que le interesa el fútbol de los equipos dirigidos por sus discípulos Sampaoli y Martino…
Ama lo que profesa, pero lo sufre como pesada carga por ser el referente de su obra: su equipo.
¿Cuándo y por qué decidiste ser entrenador?
No era una cosa que tuviera pensada. A los treinta años dejo de jugar. Estuve un año sin jugar y cuando volví hice el curso de entrenador. Después me fui para el interior. Tuve la chance de dirigir ahí en Artigas mismo, después en Frontera de Rivera, después me apareció la oportunidad de trabajar en las inferiores de Peñarol y al principio arranqué no muy convencido, después le fui tomando el gusto. No era algo que tenía definido.
¿Qué entrenadores influyeron más en tu formación?
Cubilla y el Maño Ruiz me enseñaron mucho. Raúl Bentacur y Gesto fueron los que nos agarraron más chicos, con dieciseís, diecisiete años y fueron los que me marcaron.
¿Qué cosas te quedaron más grabadas de los principales entrenadores en tu formación?
De Cubilla, la picardía y la facilidad que tenía para interpretar el juego. Era un entrenador con mucha creatividad. De Bentancur y Gesto, el orden. En esa época vos llegabas, estaban sentados a la mesa, te miraban a la cara, te pesaban, en un libro anotaban todo. Era muy meticuloso Bentancur. Y Gesto… la verdad que nos marcó.
¿Qué diferencias encontraste en los entrenamientos en los distintos momentos de tu carrera?
Han cambiado muchísimo. En aquella época había días en la semana que no tocabas la pelota. Ni hablar de las pretemporadas, que de repente eran de treinta o cuarenta días, se corría quince o veinte kilómetros por día… Hoy los entrenamientos son mucho más específicos, mucho más intensos, mucho más cortos. El entrenamiento de antes era realmente un sufrimiento. Hoy por hoy son mucho más acumulativos y específicos.
¿Existe una escuela de fútbol uruguayo? ¿Varias?
A nosotros nos ha ido bien con un fútbol que si uno lo mira hoy, es el que se está jugando en el mundo. Vos fijáte que hoy no hay equipo -por grande que sea- que en determinado momento no se repliegue en la cancha y pase de repente de una situación defensiva a una de ataque rápido, que fue lo siempre hizo Uruguay. Ganábamos contragolpeando. Defendíamos con siete, con ocho y teníamos dos o tres jugadores rápidos arriba y un número 9 que hacía goles -te estoy hablando de la época de Peñarol cuando ganamos los campeonatos (Libertadores e Intercontinental, 1982). Tener buena defensa y delanteros que te pueden definir el partido es característica nuestra; no lo es tener mucha posesión de pelota, por ejemplo, que en otros lados la tienen más que nosotros.
¿Qué importancia le das a la parte teórica de tu trabajo?
Dividir lo teórico de lo práctico es una utopía. Puedo hablar en un pizarrón antes del entrenamiento, pero si después no logro hacer en la cancha el ejercicio que pido, la metodología queda colgada. Uno de los grandes problemas que tenemos es que a veces en las charlas técnicas se dicen muchas cosas que no se trabajaron en la semana y eso te complica.
¿Cuáles son en tu opinión los aspectos más importantes de la práctica?
Lo más importante es la repetición, porque más allá de que el juego es complejo, hay un montón de cosas que vos podés tener claro que van a pasar en el partido. Lo que no entrenás antes es muy difícil que después salga y lo que entrenás muchas veces se ve en el juego. Por eso siempre hay que hacer un análisis del rival, que puede ser muy distinto a otro y, por ahí, hacés el planteamiento de un partido en las antípodas del que hacés en otro. Dentro de esa complejidad se tiene que manejar el entrenador para poder hacer valer su fortaleza y encontrar la debilidad del rival.
El “sistema” o la “figura” táctica, ¿qué importancia tienen en el conjunto del entrenamiento de fútbol?
El sistema no puede ser uno sólo. Porque lo peor que te puede pasar es que te encuentren la forma. Tiene que haber un espacio para poder sorprender al rival. Si te volvés predecible es complicado que puedas sorprender.
¿Trabajás con videos?
No soy de mostrarles videos a los jugadores. Miro los videos de los partidos del rival. Veo mucho el tema de las pelotas paradas, trato de analizar por dónde tiene la salida, cómo ataca, quiénes hacen los goles y cómo son las jugadas de los goles, cómo defienden y según eso me formo una idea, pero una cosa es lo que tenés en la cabeza antes del partido y otra el partido. De repente van diez minutos y te diste cuenta que lo paraste mal al equipo. Por eso tenés que tener variantes.
¿Acostumbrás leer sobre fútbol?
Bastante. Hubo un tiempo en que leí mucho a Cruyff. Él tenía unas columnas en un diario de Barcelona que eran sensacionales. Últimamente he leído bastante de Bielsa. Me tiene sorpendido el nivel no tanto de él, sino de los han sido discípulos de él, Sampaoli, Martino… creo que lo tenemos que tener en cuenta. Sobre Guardiola he leído bastante también. Lo que pasa es que a veces resulta difícil aplicar a la realidad que uno tiene. Ese es un problema.
¿Qué modelos o espejos, de equipos y de entrenadores encontraste y encontrás en el ámbito mundial?
Me crié en la frontera. Cuando yo era chico la televisión que veíamos era brasilera, las radios eran brasileras. Fijate vos que en el Mundial del 70 yo tenía once años, entonces eso me marcó. Siempre fui un gran admirador del fútbol brasilero, de ese juego de pasarse la pelota, que pienso que hoy sigue teniendo vigencia, porque a pesar de todo lo que ha cambiado, en el fútbol hay aspectos básicos que siguen siendo los mismos.
¿Qué momentos propios te quedaron más grabados como entrenador?
Algunos clásicos que jugamos con Peñarol. Haber ido al fútbol ecuatoriano, tomar un equipo que estaba prácticamente descendido (El Nacional) y ponerlo sexto el primer año y tercero al año siguiente (2010-2012), pero de todos los equipos -te vaya bien o mal- rescatás cosas positivas, aunque a la larga son mayores las que perdés que las que ganás. El fútbol es lo más lindo que hay, lo que pasa es que uno sufre mucho los partidos. Es una carga pesada: el entrenador tiene que estar muy bien porque es el espejo de los jugadores, es el líder del grupo. Si estás bien, si estás cien por ciento, es muy probable que el equipo ande bien. Cuando empezás a dudar o empiezan a aparecer los problemas, los resultados no se dan, es increíble cómo se refleja en el juego del equipo. Es una profesión muy linda, pero con una carga bastante importante.