Uruguay “con menos, fue más” con grandes jugadores y táctica adecuada
Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales)
Cuesta serenarse para profundizar en el análisis meditado y sesudo que conduzca al encuentro de los motivos que construyeron tamaña e histórica victoria de Uruguay aquí en Natal. Resultó tan redonda, tan perfecta la actuación global del equipo que hizo posible que nuevamente Uruguay “con menos culmine siendo más”, que no exagero si sostengo que entre los muchos logros conseguidos por la selección desde que Oscar Tabárez inició el “proceso” en 2006, el de esta tarde resultó el mejor construido.
“Con menos ser más”, escribí en el comentario previo, recordando la muy gráfica y perfecta frase con la que el Prof. José Ricardo de León, definía la característica del glorioso fútbol uruguayo de todos los tiempos. En el “Estadio das Arenas”, en la escenografía difícil de un calor agobiante, Uruguay transmitió en todo momento la imagen de un equipo maduro, sólido, que estaba compenetrado del objetivo que perseguía y –lo más importante- de la forma que era necesario llevar el trámite del juego, para concretarlo en materia. ¡Trasladar lo que dicta afiebrado el pensamiento a la tela de la realidad!
El primer éxito surge del radical cambio del planteo táctico concretado por Oscar Tabárez. Con los mismos jugadores con los que construyó la notable victoria ante Inglaterra, armó un esquema muy adecuado para, primero, anular a Italia y, luego, intentar la victoria conociendo que a medida que transcurriera el correr del reloj, los adversario “azurri” se retrasarían en su propio campo para cuidar el tesoro del empate.
La “línea de 5” que Tabárez armó con Alvaro González y Alvaro Pereira en los laterales derecho e izquierdo, con José María Giménez, Diego Godín y Martín Cáceres en una especie de “back por 3” protegiendo el área, resultó un acierto. A tal grado se mantuvo la efectividad defensiva de Uruguay que, cuando quedó con un hombre más en la cancha y pasó a la tradicional “línea de cuatro” final, el rendimiento se mantuvo impecable, sin fisuras, demostrando una ductilidad táctica de sus hombres, que es difícil encontrar en anteriores rendimientos de Uruguay.
Algo similar ocurrió con los volantes. Nicolás Lodeiro por derecha, a contrapierna, con Arévalo Ríos en el medio y Cristian Rodríguez en posición de antiguo entreala No. 10, funcionaron a la perfección en la destrucción de los tenues intentos ofensivos de Italia.
Los dos hombres de arriba también hicieron lo suyo. Edinson Cavani en tarea de mayor desgaste, como un cuarto volante encargado de marcar y ser la salida ofensiva del equipo (una especie del Diego Forlán de Sudáfrica 2010). Luis Suárez, allá arriba, aportando lo suyo dentro de la todavía precaria consistencia física, completó un panorama grupal de sólido rendimiento.
Si grande resultó la eficacia defensiva, destaque especial merece la forma, la manera, como el equipo fue llevando el transcurso del partido. Dosificando sus fuerzas en una tarea de dominio mental del adversario. En el arranque del cotejo le entregó la pelota y la cancha a Italia dejándolo venir. Uruguay esperó atrás, apretado, con la “línea de 5” en la última zona, contra el área grande, a diferencia de la que armó el técnico de Costa Rica que la paró muy cerca de la espaldas de los volantes. Tabárez, en cambio, optó por apretar el equipo contra su área, para desgastar inicialmente a los italianos, en momentos en que el calor era mayor, recién transcurrido el mediodía.
Poco a poco, cumplida esa primera consigna, Uruguay se fue soltando al ataque. En cuentagotas, pero con eficacia, buscando llegar con la pelota jugada, evitando el “pelotazo”. El cierre de la etapa inicial mostró a los hoy “blancos” en posición ofensiva. Y aunque careció de chances de gol claras, Buffón en dos ocasiones (ante Suárez y Lodeiro) salvó su arco.
En el arranque del segundo tiempo, manteniendo la “línea de 5”, Uruguay exhibió una dosis mayor de vocación atacante, con las escaladas de Maximiliano Pereira por el lateral derecho. Así fue llevando el partido, pasando a dominar el terreno y el control de la pelota, con mayor penetración y dinámica para generar dos situaciones claras de gol. La primera, el “jugadón” que armó Cristian Rodríguez con el pase perfecto de Luis Suárez. La segunda, la incursión profunda, como un puñal, del propio Suárez al recoger un rebote surgido de la pelota que remató Cavani y fue trancada por los zagueros de Italia.
Luego de esas incidencias, al quedar con un hombre más, Tabárez volvió a su viejo planteo de 4-4-2 con la diferencia que el equipo se soltó hacia al ataque, se paró más arriba en la cancha y pasó a ser dominador total del juego. ¡Enfrente estaba la Italia de los cuatro títulos de Campeón del Mundo, defendiéndose como en la peor época del fútbol uruguayo!
A pesar que el gol no llegaba, que Italia mantenía su “catenaccio” defendiéndose con uñas y dientes, Uruguay no perdió la postura de juego. No recurrió al “ollazo” como último recurso. Tocó y tocó la pelota, buscó por ambos laterales y así, de esa forma, de pronto por primera vez desde que la tecnología nos empezó a enloquecer con “la posesión de la pelota”, Uruguay llegó a reunir un 45%, porcentaje que puede considerarse muy elevado comparado con el 28% del encuentro anterior frente a Inglaterra. La comparación de los números, ante tan calificados rivales, avala lo afirmado. Uruguay buscó llegar al gol mediante juego, con toques, sin despreciar, tampoco, el “ollazo” como último recurso cuando un nuevo pase podía exponer al equipo al contragolpe italiano.
El cabezazo de Diego Godín, que hizo justifica faltando 14 minutos para el final (nueve reglamentarios y cinco agregados), premió a Uruguay de trabajo perfecto y que dictó cátedra, que archivó viejos esquemas mostrando una extraña adaptación táctica que varió durante el partido con singular éxito. Si a mi lado –aquí en Natal- estuviera el Prof. José Ricardo de León, como me acompañó en Italia 1990 y Estados Unidos 1994, no dudaría en afirmar que la exhibición de Uruguay de esta tarde, compone el manual perfecto del axioma que él definió a la perfección: “con menos, ser más”. Porque no pueden existir dudas, de que el milagroso fútbol uruguayo es “menos” que la poderosa Italia comparando todas las variables que se deseen. Nivel del profesionalismo de cada país. Montos de los dineros que se vuelcan en los clubes y la selección. Estructura deportiva para jugadores y aficionados de primer mundo. Millones de habitantes y… todos los demás item que se desee comparar. Sólo en uno de ellos están poder debajo de Uruguay. ¡La historia futbolística metida hasta los tuétanos en nuestros habitantes desde la niñez, que sustenta el presente y lograr concretar victorias como esta de hoy!
URUGUAY 1:0 ITALIA
Cancha: Estadio das Dunas de Natal.
Juez: Marco Rodríguez. Líneas: Marvin Torrentena y Marcos Quintero (terna de México). Cuarto árbitro: Mark Geiger (Estados Unidos).
URUGUAY: Fernando Muslera, José María Giménez, Diego Godín, Martín Cáceres, Alvaro González, Egidio Arévalo Ríos, Nicolás Lodeiro (46′ Maximiliano Pereira), Alvaro Pereira (62′ Christian Stuani), Cristian Rodríguez (77′ Gastón Ramírez), Edinson Cavani y Luis Suárez. Director técnico: Oscar Tabárez.
ITALIA: Gianluiggi Buffon, Andrea Barzagli, Leonardo Bonucci, Giorgio Chiellini, Matteo Darmian, Mattia De Sciglio, Andrea Pirlo, Marco Verratti (75′ Thiago Motta), Claudio Marchisio, Mario Balotelli (46′ Marco Parolo) y Ciro Immobile (71′ Antonio Cassano). Director técnico: Césare Prandelli.
GOL: 81′ Diego Godín (U).
Expulsado: 58′ Claudio Marchisio (I).
Tarjetas amarillas: 22′ Mario Balotelli (I), 46′ Egidio Arévalo Ríos (U), 77′ Mattia De Sciglio (I), 90′ Fernando Muslera (U).