100 años de la CONMEBOL (Nota 3)
Por Atilio Garrido / Investigador. Autor de “100 años de la CONMEBOL / Un continente de fútbol”, libro oficial de la Confederación Sudamericana con la historia de su centenario.
En la primera decisión adoptada por Héctor R. Gómez, el joven presidente exhibió sus cualidades políticas. Mantuvo en la vicepresidencia a Jorge H. Clulow –su vencido en la elección- y al tesorero Emilio Silva y Antuña, quienes venían actuando desde varios años atrás. En cambio, designó para el importante cargo de secretario a quien fuera su mentor -León Peyrou- quién se convertirá en su mano derecha. A pesar de contar con sólo 23 años, el delegado de River Plate y juez de fútbol de la Liga Uruguaya, tenía un amplio conocimiento del medio, de los jugadores y los entretelones que existían. Nacido en cuna humilde, canillita junto a su hermano René, estaba adornado por condiciones innatas que lo catapultarán a altos cargos en la vida política del Uruguay.
Pocos días después, Héctor Gómez junto con León Peyrou viajaron a Buenos Aires con la delegación del CURCC de la Peñarol que debía disputar en la cancha de Ferrocarril Oeste, en Caballito, la final de la Copa Competencia ante el poderoso Alumni. “Los ataques de los Alumni fueron más frecuentes, teniendo Peñarol que ponerse á la defensiva, sin que por ello pudiera evitar que otra vez Eliseo, de un tiro cerca del arco venciera á Crossley, que poco después fue nuevamente vencido por Alfredo Brown. Cuando terminó el tiempo reglamentario de juego, Alumni tenía 3 goals, Peñarol 1. […] Los nuestros han sido nuevamente vencidos ayer en Buenos Aires. Es otro trofeo sportivo que queda en la gran capital, la desgracia acompaña, pues, este año a los footballers uruguayos”.(1)
Se agregaba la decimosexta derrota de los uruguayos en las lides rioplatenses -la primera desde que Gómez tomó la conducción de la LUF-, contabilizando todos los partidos entre selecciones y a nivel de clubes, donde se disputaban los dos trofeos oficiales. O sea, la Copa Lipton y Newton que enfrentaba a los combinados y la Copa Competencia y Cusenier en las que dirimían el título las instituciones. Las estadísticas marcaban una clara supremacía de los argentinos. En siete partidos por trofeos o amistosos se enfrentaron las selecciones, logrando Argentina cinco éxitos, alguno contundente como el de 1902 ganando 6:0 en Paso del Molino. Uruguay consiguió una sola victoria. Fue la sorpresiva y hazañosa actuación del 13 de setiembre de 1903, en Buenos Aires, cuando todo el equipo del club Nacional asumió la representación de nuestro país. La otra labor medianamente positiva, se obtuvo en la primera edición de la Copa Lipton, el 15 de agosto de 1905, también en Buenos Aires, donde se registró un empate sin goles, aunque el partido no culminó. Se suspendió a los veintiún minutos del alargue por falta de luz.
En la escenografía de los partidos oficiales de clubes, en la Copa Competencia hasta 1906 el trofeo quedó en manos de los argentinos. La obtuvieron en tres ocasiones cada una Alumni y Rosario Athletic; y Belgrano Athletic en la primera edición de 1900. Con el reglamento original que imponía la celebración de la final en Buenos Aires, llegando un club uruguayo a la semifinal, en sólo dos ocasiones el CURCC de la Villa Peñarol pudo superar esa instancia y jugar la definición, sin poder adjudicársela (1904 y 1905).
En cambio, en la primera edición de la Copa Cusenier, el 10 de setiembre de 1905, el club Nacional conquistó en la final en Montevideo, el nuevo trofeo en disputa. Venció 3:2 a Alumni, en un “match reñidamente disputado, marcándose el gol de la victoria un minuto antes de finalizar el encuentro”.(2) En las dos ediciones siguiente de 1906 y 1907 –esta última llevada a cabo antes de asumir Gómez la presidencia de la LUF- la ganaron los argentinos Alumni y Belgrano Athletic frente a Nacional y el CURCC de la Villa Peñarol, respectivamente.
Los números negativos para el fútbol uruguayo eran importantes. Sumando los resultados de las tres “competencias internacionales”, el saldo arrojaba 19 partidos con 16 victorias argentinas y dos de los orientales, con el restante partido sin definir, aunque en la historia quedó registrado como un empate.
Cambiar esta realidad comenzó a ser la idea fija de Héctor R. Gómez, contando con el apoyo y los conocimientos de León Peyrou. Desde el primer partido del combinado uruguayo con Gómez en la presidencia de la Liga, disputado el 6 de octubre de 1907 ante Argentina en Montevideo por la II.ª Copa Newton, ambos dirigentes tomaron a su cargo la conducción de la comisión de team, a veces en solitario y en otras ocasiones con otros dirigentes integrando la misma. En los hechos, Héctor R. Gómez se transformó en lo que hoy se conoce como el director técnico de los equipos uruguayos, en tanto Peyrou desempeñó el papel que en la actualidad se adjudica a los ayudantes.
El nuevo estilo que puso en práctica Gómez en la conducción de la Liga a través de las asambleas semanales con los delegados de clubes –las llamaban “convenciones”-, fue advertido por la prensa, justamente en los días previos al partido de Uruguay ante Argentina donde el nuevo presidente debutaba al frente de la LUF y de la comisión de team.
“Anoche se reunió extraordinariamente la Liga de Football para ocuparse de la formación del team combinado que ha de representar á nuestro football. Ni una nota discordante empañó la discusión serena y tranquila, arribándose con esto á una solución que aunque no sea la última palabra de la excelencia de la combinación, a nadie contraría. […] Reconocemos que se ha adelantado mucho por el ambiente de caballeresca galantería y reciprosidad con que se discutió anoche y esto es mucho dentro del charruismo de nuestros dirigentes”.(3) El equipo formado –y respetado el día del partido- contó con cinco jugadores de Montevideo Wanderers FC. Aunque Uruguay volvió a caer derrotado por idéntico marcador al de la III Copa Lipton (2:1), la armonía entre los dirigentes para elegir a los jugadores, marcó un cambio con relación al pasado.
En el plano administrativo el presidente Gómez buscó mejorar la prestación del servicio a los clubes, a través de una sede acorde con el prestigio que necesariamente adquiría la entidad. Abandonó el ambiente con reducidas comodidades que ofrecía el local de la calle Zabala No. 61, mudando el domicilio de la Liga a una casa más amplia ubicada en la calle Paysandú No. 122 esquina Arapey. Además, después de conversar ampliamente con los dirigentes argentinos, impulsó otra decisión que aportaría rápidamente sus frutos. Sumó cuatro clubes más a la primera división de la Liga, disputando diez instituciones la Copa Uruguaya en 1908 –la misma cantidad que actuaban en Buenos Aires- y once en 1909. El mayor número de partidos incrementó la exigencia de los jugadores orientales lo que redundó en beneficio cuando competían a nivel internacional frente a los argentinos, al quedar en plano de igualdad en la actividad interna.
La otra área en la que Héctor Gómez puso todo su énfasis fue en la deportiva. En la conducción y organización del combinado, en procura de cambiar los resultados negativo del equipo combinado de la Liga, en sus enfrentamientos con los maestros argentinos. Este aspecto no ha sido resaltado, ni tenido en cuenta, por quienes se han ocupado de rescatar los años iniciales del desarrollo de la actividad del organismo rector de nuestro deporte principal.
(1) En Buenos Aires, la Copa Competencia. El internacional de ayer. Alumni (3) versus Peñarol (1). De nuestro enviado especial. La Tribuna Popular, 30/09/1907.
(2) Julio César Marini, Ricardo Lorenzo (Borocotó), Fioravanti, Félix Daniel Frascara, y otros. Lucha de campeones de ambas orillas. Historia del Fútbol Argentino. Buenos Aires: Editorial Eiffel, 1955:167.
(3) Los teams Internacional y Combinados. La Tribuna Popular, 02/10/1907.
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