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100 años de Colombes (18)

Nacional presiona con fuerza política e ingresa a la Uruguay Association Football League. TERCERA PARTE




Martes 10 de junio de 1924. Portada del diario El Día. La publicación de José Batlle y Ordóñez, fue el único periódico que cubrió el campeonato mundial de fútbol, en la VIII Olimpiada, con un enviado especial. Lorenzo Batlle Berres, sobrino de Don Pepe, viajó como un integrante más de la delegación. Así comenzó la cobertura después de la sensacional victoria.


5 octubre, 2024
Columnistas Habla la historia

ESCRIBE: Atilio Garrido

 

El Club Nacional de Football y la fuerza del Batllismo

 

Advirtiendo que, a pesar de los esfuerzos propagandísticos incluidos en las páginas de El Día, el Montevideo FC presidido por David Ramsay, excelente jugador que también defendía al club, no daba la nota que le permitiera jugar y vencer a equipos más fuertes, Pedro Manini Ríos transitó el camino de la fusión con otras instituciones. ¿Cuáles? Las que, integrada por estudiantes universitarios, que se habían inscripto y formaban parte del naciente Universitarios FC, pusieron en marcha su propio club: Uruguay Athletic Club de la Unión, con Domingo Prat y Ernesto Caprario al frente. Sus familiares vivían en la antigua Villa de la Restauración, luego Unión. Así surgirá en 1899 el Club Nacional de Football por idea y obra de Pedro Manini Ríos, siempre con total apoyo del diario El Día. A tal grado ejercerá la fuerza y el poder que construyó el Batllismo que, pasando por encima de diversas limitaciones, exigirá la inclusión de la flamante institución en The Uruguay Association Football League. La detenida lectura de las crónicas deportivas de aquel año 1899 permitió elaborar la siguiente lista por orden alfabético de clubes de fútbol en actividad citados por los diarios, varias de las cuales exhibían mayor antigüedad, trayectoria y disponibilidad de canchas que el naciente Club Nacional de Football, apoyado por diversas líneas de tranvías.

 

La referida lista es la siguiente, mencionados los clubes por sus nombres y qui­tando el F.C. (Football Club) o el A.C. (Athletic Club) que precedían a su denomina­ción: Abayubá, Agraciada, Alianza, Americano, Artigas, Arroyo Seco, Batulia, Batalla, Bloemfontein, Británico, British, Cerro, Constitución, Cualestmberg, Democracia, 19 de abril, Eastern, Helios, Hércules, Huracán, Independencia, Independiente, Infantes, Internacional, Júpiter, Lavalleja, Libertad, Liverpool, London, Manchester, Montevideo Wanderers, 2 clubes Nacional, National, Napoleón, Nelson, Oriental, Patria, Platense, Pocitos, Pretoria, Progreso, Phoenix, Quebracho, Río de la Plata, Rincón, Rivadavia, Rivera, River Plate, Rocha, San Martín, Sarandí, Satélite, Saturno, Sierra, Solís, S2.03.H2, Star, Thames, Titán, Tritón, Triunfo, Unión, Universo, Uruguay, Veloz, Venus, Victoria y Washington. Varios de ellos contaban con apoyo de las líneas de tranvías.

 

El Club Nacional de Football, apoyándose en el poder del respaldo con el que contaba, solicitó ser incluido en la Copa Uruguaya de 1900. Siguiendo las directivas de Chevallier Boutell, la naciente Liga se mantuvo firme. Comenzaría con los cuatro equipos que en 1899 disputaron una especie de campeonato uruguayo. Ellos fueron Albion FC, CURCC de la Villa Peñarol, Uruguay Athletic Club del inglés Jorge Clulow y los alemanes del Deustcher FK. Se oponían a la inclusión de una institución formada por estudiantes, surgida a través de enfrentamientos con el rector de la Universidad, Dr. Vásquez Acevedo, y con una cancha en Punta Carretas, que no formaba parte de las principales de la zona.

 

La presión del batllismo continuó. El peso del diario El Día surtió efecto. La noticia trascendió. El 22 de julio de 1900, El Siglo realizó un anuncio en la página deportiva un tanto descolgado por su anticipación. Oponerse al poder que el líder político José Batlle y Ordóñez tenía en sus manos y las gestiones que en su nombre realizaba, en este caso, Pedro Manini Ríos, no resultaba nada fácil.

 

“El año próximo figurará [Nacional] en los partidos de la Liga Uruguaya contando para ello con campeones de 1.a fila”.

 

Por ese motivo no extrañó que, con fecha 22 de marzo de 1901, desde la sede donde funcionaba el Club Nacional de Football en la calle Yaguarón 410, se enviara en idioma español a The Uruguay Football Association League (UFAL), cuyas sesiones se desarrollaban en inglés, la siguiente carta.

 

“Sr. Secretario del Uruguay Association football League. El ‘Club Nacional de Football’, que tengo el honor de presidir, ha resuelto ingresar en el Uruguay Association Football League. Con tal motivo, me complazco en dirigirme a Vd. rogándole que previas las formalidades exigidas por el Reglamento se digne inscribir al Club que presido, en el Registro de esa Asociación.

 

Al mismo tiempo, comunico a Vd. que han sido nombrados delegados ante esa digna Comisión los señores Miguel Nebel y Félix Néstor Rosatti y que el uniforme del club es blusa roja y azul. Conjuntamente con la presente, remito a Vd. la cuota anual.

 

Saluda a Vd. atentamente. Firmado: Bernardino Daglio (hijo), Presidente; M. Romero, Secretario ad-hoc.

 

El señor Eduardo de Castro, queda reemplazante como delegado en lugar del antes nombrado. Vale: firmado Miguel Nebel”.

 

El texto de la carta es imperativo. Es un “cúmplase”: “el club ha resuelto ingresar”. Punto y aparte. La redacción no transitó la formalidad que se requerirá a partir de 1901, donde debía solicitarse la afiliación y luego elevar una serie de informaciones requeri­das para ser analizadas como año de fundación, escenario de juego disponible, padrón social, etc. El escollo mayor a superar se vinculó con el campo de juego. El poder otra vez logró la solución. La empresa del tranvía a la Unión y Maroñas, en proceso de venta a los alemanes de la Sociedad Comercial de Montevideo, propietaria del Gran Parque Central, ante la solicitud de los futuros dueños con quienes negociaba, dispuso que la cancha de fútbol se destinara a los partidos del Deustcher FK. La empresa tranviaria aprobó favorablemente el pedido de los albos demarcando un segundo campo de juego dentro del enorme predio, sin tribunas, que sería utilizado por el Club Nacional de Football a partir de julio de 1900.

 

Comienzo equivocado del libro de los 100 años del Club Nacional de Football

Portada del libro oficial del centenario del Club Nacional de Football. Curiosamente en google no aparece esta imagen. La fotografía fue captada por el autor de su biblioteca personal.

 

La institución surgida de la unión de los clubes Montevideo FC y el Uruguay Athletic Club de la Unión, conmemoró los 100 años de su existencia, editando un lujoso libro escrito por Xosé de Enríquez. Al campo van los albos, llevó por título el volumen de 208 páginas. A pocos meses de cumplir el año que viene un cuarto de siglo, resulta increíble para cualquier aficionado al fútbol, que conozca un poco de la historia de nuestro fútbol y el surgimiento de los clubes, comprender como pudo el autor del libro, equivocarse tan profundamente sobre la historia del Club Nacional de Football. Y lo que es peor, que no haya existido un dirigente de aquella época que, inquieto por la tarea que realizaba de Enríquez, que no tuviera la precaución de observar los textos antes de que los mismos hayan ingresado a la imprenta. Se transcribe a continuación lo que aparece en la página 19 donde, luego de recrear el crecimiento del fútbol en el Uruguay, afirmó:

 

“Si lo pequeño ha de crecer, es necesario que se mueva y agite’ escribió Goethe. Y vaya si fue así, el proceso fundacional del primer club netamente criollo de América Latina; jóvenes impetuosos jugando en varios ‘clús’ a la vez, partidos superpuestos y varios intentos de lograr canalizar el espíritu predominante. En los predios del 3.º de Cazadores, gracias al apoyo desinteresado de su Jefe, el coronel Zoilo Pereyra se forma el Universitario Football Club, cuyo emblema social estaba compuesto por cuatro triángulos; dos rojos y dos blancos. Precisamente, el primer presidente del club fue José Urta, socio fundador y jugador de Nacional. Inaugurando la cancha del ‘Polígono’ –en el 3º de Cazadores- dio el puntapié inicial en 1897, el doctor Claudio Williman”.[1]

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[1] Xosé de Enríquez. Hacia el campo van los albos. C.N. de F. Montevideo. Talleres gráficos El País S.A. Abril 2000. Pag. 19.

 

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