Visibilidades
Hoy vi a Maradona en la fiesta de Infantino, en la FIFA. Lo vi entrar medio rengo a jugar un picado, anunciar y entregar premios, vestido ceremonial, lo oí decir esperanzado y esperanzador que la FIFA ha cambiado. Ojalá… pero fue otra vez el más visible del mundo, como en las canchas desde que empezó a jugar y alguien lo vio.
Un canchero de juveniles de Argentinos Juniors, cuando terminaba su trabajo, se sentaba a ver jugar a Maradona de 12 años. El canchero era uno de los tantos invisibles para el mundo y lo fue hasta que un día, quince años después, la persona más vista del mundo en ese momento dijo en una entrevista con El Gráfico, hecha en Nápoles, que cuando tenía 12 años un canchero de juveniles de Argentinos se sentaba a verlo jugar.
La vida del canchero se llenó entonces de periodista. El propio Gráfico lo entrevistó, llegaron hasta su humilde morada emisoras de radio y canales de televisión a registrar sus palabras y su entorno. Se volvió visible y audible como nunca. Supe todo eso porque lo dijeron en una entrevista que una tarde alcancé a ver por televisión, que le estaban haciendo en su modesta casa. No recuerdo exactamente, pero el reportero le preguntaba por su emoción al enterarse que Diego recordaba haberle visto verlo, por su vida de pobre y, en determinado momento el periodista se decidió y le preguntó si Diego nunca lo había ayudado económicamente sabiendo cómo él vivía.
La respuesta a esa pregunta, que fue la última de la entrevista, sí la recuerdo con exactitud. El canchero contestó: “¿Si me dio plata querés decir?… Mi vida está paga por haberlo visto”.
De inmediato lo asocié a Theo Van Gogh, que tenía absoluta consciencia de lo que estaba viendo cuando veía a su hermano Vincent pintar. ¿Cuántos en Arles habrán visto pintar a Van Gogh sin darse cuenta que estaban viendo lo que más visto sería del mundo, lo que más se pagaría por ver en cualquier momento? ¿Cuánto valía verlo en Arles, en su gestación? Theo pagó todo lo que tenía en sus bolsillos y hubiese pagado todo el dinero del mundo si hubiera podido.
Aquel canchero de Argentinos era un invisible muy lúcido.