Los dirigentes
Hoy a las dos de la tarde llegó al estadio Obdulio Varela, “coqueto estadio” diría Solé, el reciente encargado de seguridad de Racing, Ernesto Sarli, para coordinar con la gente del Villa la llegada del bus de los de Sayago. Miguel Romero, delegado local, le indicó que el bus siguiese por Veracierto una cuadra más, que tomase por Timoteo Aparicio y saliese directo a la entrada de la platea visitante. Ya habían previsto la forma de que al jugar Peñarol en Jardines, ninguna de las hinchadas se cruzara en la pasada por 8 de octubre. No habría problemas. El encargado racinguista preguntó entonces por los pulmones y el equipier de Villa Española, Luis “el Bocha” Tzizio lo acompañó a ver cómo habían dispuesto la separación de hinchadas en las tribunas, dejando un pulmón de unos cuarenta metros, mientras le contaba:
“Fue en un partido con Liverpool. Un hincha nuestro le tiró una piedra a un policía, lo hirió y se nos vino la Metropolitana. El hincha corrió, los otros lo señalaron y lo sacaron de la cancha. Al día siguiente le mandamos una carta diciéndole que no volviese. Acá no entró más y en otras canchas con nuestra hinchada tampoco. Lo mismo hicimos después con otros hinchas e incluso con dos socios, aunque los socios en general no crean problemas…”
Villa Española no ganó ningún partido. Va último. Hoy sacó el primer punto en las siete fechas jugadas del Campeonato y sin embargo en cada partido sus hinchas despiden a sus futbolistas con aplausos y a ninguno de sus dirigentes se le ocurrió cuestionar la continuidad del cuerpo técnico.
Hace unos días Sebastián Abreu dijo que el maestro Tabárez había logrado que en el fútbol uruguayo la palabra proceso saliese del diccionario y se hiciese realidad. Parece que los dirigentes de Villa Española asumieron la realidad… y la necesidad de crear las condiciones necesarias para concretar la realidad, porque en Villa Española no fue el técnico el que impuso la palabra proceso.
Los dirigentes formaron hinchada, como formó hinchada Tabárez en la Selección, como Juan Lazaroff en Danubio con Lazatti, como el Contraalmirante Julio César Franzini, en Defensor con el Profe De León, porque así como existen varias formaciones para los ingenieros, los químicos, los artistas, los profesores… también existen formaciones para las hinchadas.
¿Y para los dirigentes?
En agosto, a poco de asumir como entrenador del recién ascendido Boston River, que hoy va segundo y es el único invicto del campeonato, Alejandro Apud dijo a La Noche del Fútbol de Radio Imparcial:
“Yo no le echo la culpa a nuestros dirigentes (los del fútbol uruguayo), porque en definitiva nuestros dirigentes no se han profesionalizado tampoco. A nosotros nos exigen, nosotros exigimos a nuestros deportistas entrenarse, dedicarse, ser profesionales. Nosotros nos preparamos, buscamos de hacer cursos, los que pueden van al exterior y ven entrenamientos y nuestros dirigentes, lamentablemente, viven de su trabajo y tienen sus actividades privadas y no tienen muchas posibilidades de desarrollarse como dirigentes de fútbol. Entonces se cometen errores, se improvisan muchas veces cosas o se tratan de solucionar cosas, cuando realmente se debería profesionalizar más la tarea de ellos y deberían formarse un poquito más como dirigentes, porque el fútbol de hoy exige otro tipo de estructuras…”
Es cierto y de hecho Boston River tiene otro tipo de estructuras, que como todas las estructuras o desestructuras humanas dependen en definitiva de personas, pero nuestros dirigentes tienen espejos que también forman.
Algunos se miran en Lazaroff, en el ingeniero Arsuaga, en Carlos Maresca (ése que tuvo verdadero aguante, para la gran historia), en el contraalmirante Franzini…. Cuando era Presidente de la AUF, Franzini renunció para que pudiese seguir Tabárez, quien, como digo desde entonces, nunca debió haber dejado de ser el técnico de la Selección. No sé si hubo otro caso de un presidente que renunciara para que siguiera un técnico.
No estoy hablando de Peñarol o Nacional porque ahí la relación con la hinchada es muchísimo más difícil para técnicos y dirigentes. Tal vez sólo Bonomi lo tenga todavía más difícil.
Voy a omitir el caso del muy correcto escribano Wilmar Valdez porque yo quería que la camiseta saliera china, para contestarle -en otro espacio- algo a lo que él contestó a El País al respecto, pero salió Puma. También el de Eugenio Figueredo, el que llegó a la Presidencia de la AUF con la promesa de traer a Fox, el único de los principales al que nunca le hice un reportaje, el que, al contrario que Franzini, trajo a Tabárez pensando quizás que, contemporizando con Tabaré, no tendría que irse él.
Y del proceso del último en la tabla del Campeonato Uruguayo, del Villa Española sólo voy a decir una palabra: salud.