A puertas cerradas Uruguay entrenó este mediodía en el estadio del club Barcelona
A puertas cerradas y en medio de un intenso calor húmedo, Uruguay realizó el acostumbrado último movimiento donde se trabajó las jugadas de pelota quieta. Las tareas se desarrollaron a puertas cerradas en el Estadio del Club Barcelona. La delegación de jugadores, técnicos y personal afectado a la misma ocupó un ómnibus. En el otro viajaban los dirigentes de la AUF.
Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (desde Guayaquil)
A las 10.23 horas de esta mañana de miércoles, hora de Ecuador, el ómnibus de la delegación de Uruguay con las motos de los policías locales abriendo la marcha con sus sirenas, llegó hasta el enorme portón de acceso al Estadio del club Barcelona, del cual cuelga un también grande letrero con una curiosa y llamativa leyenda: “Prohibido el ingreso a empresarios, representantes o personas no autorizadas por Barcelona Sporting Club”. Contundente.
Una enorme cantidad de periodistas locales –ahora sí al revés de lo que ocurrió anoche en el aeropuerto- se encontraban aguardando el arribo de Uruguay para cubrir la noticia. Emisiones en directo de varias radios, también de televisoras locales generaron una enorme expectativa.
Llamó la atención que la delegación de jugadores, técnicos y personal vinculado a la delegación viajaba en ese ómnibus que abría la marcha. Detrás, en otro vehículo más pequeño, se trasladaron los dirigentes que acompañan la expedición de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
La impresionante mole de hormigón pintada de amarillo y rojo –los colores del Barcelona- se erigía allá lejos, en el fondo, sobre lo alto de una elevación coronada por el estadio construido gracias a la iniciativa de Isidro Romero Carbo, prestigioso dirigente del club que hizo el sueño que hoy persigue Juan Pedro Damiani para su querido Peñarol.
Los trabajos se iniciaron en 1986 y en un tiempo récord, al año –en 1987- se terminó la primera etapa con capacidad para 80.000 personas. En un segundo impulso, en 1994, se llegó a su capacidad actual de 90.000 aficionados.
Al igual que procura Peñarol vendiendo el nombre de su futuro escenario cuya construcción hoy se aprobará en la Asamblea Representativa, actualmente el escenario se llama Estadio Monumental Banco Pichincha, por un contrato que finaliza cuando culmine el presente año.
En el pasado, en otras visitas realizada, se ingresaba hasta el propio perímetro del escenario. Hoy han adoptado las medidas que tendrían que tomarse en nuestro Estadio Centenario por razones de seguridad y prevención. Aquí han construido un vallado perimetral enorme, con caños de hierro y tejido, que nace en la calle de acceso, sobre la Avda. Barcelona y rodea toda la construcción haciendo imposible sortear la misma.
El movimiento de la selección de Uruguay se realizó a puertas cerradas. Un trabajo con pelota con participación de los titulares yendo a buscar los centros que caían sobre el arco dirigido por Muslera.
Sobre la Avda. Barcelona, en la zona donde había que franquear ese portón para ingresar a la zona del estadio, un vendedor de camiseta desparramó las de Ecuador en el suelo para comercializarlas. El precio era de 5 dólares americanos. Vale decir que aquí la economía está dolarizada desde los tiempos en que el Ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, aplicó aquí la receta que allá en la Argentina de Menem se conoció como el “uno a uno”. Aquí en Ecuador no hay moneda local. Todo se paga en dólares. Cada camiseta de Ecuador costa 5 dólares. Los mismo que el viaje de ida que nos llevó desde el Hotel hasta el estadio.
La actividad prosigue este mediodía de Guayaquil. A las 12.30 horas el técnico Oscar Tabárez brindará la conferencia de prensa habitual previo a los partidos. A las 13.30 ingresarán a la sala dos jugadores para dialogal, fundamentalmente con la prensa ecuatoriana.
La casi veintena de periodistas locales que se encontraban en las inmediaciones, buscando alguna nota con alguna voz distinta a la léxico y el tono que se escucha en Ecuador, recurrió a nuestra presencia para que llenáramos los espacios radiales mientras aguardábamos la llegada de la selección. Surgió a su un dialogo extenso con varios colegas, donde recordamos los tiempos de Alberto Spencer, del pasaje del Prof. De León y el “Polilla” Da Silva por el Barcelona, y otras tantas cosas, incluida la similitud del juego de Suárez con aquel que tenía Hohberg. Ocurre que uno de los periodistas que estaba en el estudio de la emisora que nos entrevistó –amigo de Javier Máximo Goñi-, es uruguayo. En nuestro país trabajó en el Casino con aquellos jugadores Campeones del Mundo de 1950 que fueron empleados allí como premio por el título conseguido. Entre ellos se refirió a Nasazzi, Obdulio y el propio Ghiggia, que continúa cobrando la jubilación por su tarea en los casinos.