Giménez: “Con el himno no me puse a llorar, pero sí se me cayeron un par de lágrimas”
El botija de Toledo llegó tranquilo al Estadio Centenario. Música en los auriculares, la escolta del capitán Diego Lugano y el posterior reconocimiento del campo, donde cumplió con la cábala de tocar el travesaño. Luego, noventa minutos en su debut con la selección mayor, que redondearon una noche inolvidable: “es un sueño jugar un partido de eliminatorias. Sí lo soñé, pero nunca me lo imaginé”. José María Giménez y su bautismo sagrado con la celeste, en la victoria ante Colombia.
“La emoción más grande fue cuando me tocó cantar el himno. No me puse a llorar, pero sí se me cayeron un par de lágrimas. Fue impresionante cantarlo con todo el estadio, pero no podía desconcentrarme e irme del partido”, señaló con la honestidad brutal de sus 18 años. “Josema”, el que jugó toda su niñez en el Toledo Juniors de su pueblo natal. El que hace nada más que seis meses debutaba en la primera de Danubio. El que hoy es señalado por todos como heredero del capitán: “a Lugano tengo que agradecerle un montón. En todo momento estuvo hablándome y apoyándome. Estoy agradecido por todo lo que me tranquilizó y por dejarme usar la camiseta de él. Sinceramente yo no sabía que iba a jugar con la dos, pensé que iba a jugar con la seis. Gracias a dios se dio de buena manera y pude defender la camiseta más linda de todas”. Fue con Lugano y el resto de sus compañeros, que antes del ingreso oficial de los equipos a la cancha, se dirigió hasta la media luna del área de la Colombes, “estuvimos hablando del tema del césped que estaba un poco alto, que se frenaba y de la medida de los tapones. Aprovechando también para calmar la ansiedad, porque en un momento la tribuna empezó a cantarme y él me dijo que esté tranquilo, que ni mirara…”, pero la cábala había que cumplirla, por lo que besó su mano y luego tocó el travesaño del arco donde más tarde Uruguay sellaría el triunfo.
EL DUELO CON FALCAO
“Después de ese cierre a Falcao en la Amsterdam fue cuando dije, no puedo errar ninguna más. Cuando gritaba la gente, me temblaba el pecho”, confesó Giménez. No era fácil el reto ante el renombrado delantero colombiano, pero el juvenil cumplió con creces: “me miraba mucho, no me dijo nada. Me miró un montón. Y después yo lo miré y no le cambié la mirada… que la cambiara él nomás”. También hubo alguna pregunta “en la cortita” para desconcentrar a Falcao, que tras el pitazo final, fue a saludarlo con suma caballerosidad: “después me felicitó por el tema del partido y nada más. En todo momento me respetó. Igual aunque me dijera cosas yo no iba a entrar, sabiendo que tenía que hacer las cosas de perfecta manera porque es un jugador que no se le puede dejar una, sino la manda a guardar”. En el inicio del partido además, al zaguero que jugaba por primera vez a Estadio lleno, se le escapó una pelota por debajo de la suela, momento que recuerda con humor: “los engañé a todos porque la quise dejar para Muslera, je je. No, mentira… la quise parar para jugar rápido, pero miré a Scotti antes y cuando miro de vuelta se me había ido. Pero igual el rival estaba lejos y no hubo problema”.
EL IMPULSO DE JUAN CARLOS CARRASCO
En setiembre del 2012 se dio un cambio en la dirección técnica en Danubio. Giménez estaba en el plantel de Primera pero no había debutado. A Tercera bajaba a veces y “jugaba seguro”, recuerda su entrenador en aquel momento, Juan Carlos Carrasco. Es que por esos días, zagueros de mayor talla rendían muy bien en el primer equipo, como Emiliano Velázquez y Fabricio Formiliano. “JR no lo tenía registrado, solo lo había visto un par de prácticas. Al comienzo tuvo que esperar. La gestión que hicimos era que, si no lo tenía en cuenta en Primera, que se metiera de lleno en Tercera, practicando toda la semana con nosotros”. Josema no estuvo muy de acuerdo al principio con la decisión, pero luego eso le dio el impulso necesario para crecer: “tuvimos algún encuentro que nos sirvió. Él después volvió a poner los pies a tierra, entendió y fue impresionante. Por lógica y por rendimiento se dio que JR puso los ojos en él”, cuenta el entrenador. Para Juan Carlos, verlo hoy llegar al sitio donde está, sin dudas que representa algo que le ensancha el pecho en cierto modo: “en mi caso, con muchos años trabajando en juveniles, volví a sentir lo mismo que con otros muchachos. Un orgullo muy grande, mucha alegría. Más cuando la persona es sencilla y humilde, con ganas de triunfar por su carrera y su familia”.
HOMBRE DE SELECCIÓN
Figura relevante en lo que fue la Copa del Mundo sub 20 en Turquía, donde se consagró vicecampeón, José María Giménez ya se suma también al proceso de la mayor y cuesta imaginarlo fuera de las próximas convocatorias. Él, ya se siente uno más: “estando la chance, vamos a tratar de entrar directo al Mundial. Jugar con Ecuador allá y con Argentina acá va a ser muy difícil, pero tenemos equipo y la confianza necesaria como para poder lograrlo”. Diego Pérez fue quien más lo integró al grupo, pero su reconocimiento no distingue a nadie en particualr, “sentí el apoyo de todos mis compañeros en cada pelota, si fuera buena o si fuera mala. Me hicieron sentir tranquilo siempre”.
10 de setiembre del 2013. Debut con la celeste en el Centenario. Punto de partida de una historia que se anuncia larga y auspiciosa. Fecha que quedará tatuada, en la piel y en la memoria…