Jorge Ramos y su éxito en EE.UU.
“La vida te da sorpresas”, escribió y cantó Rubén Blades en su tema “Pedro Navajas”. En mi caso, una de ellas se produjo hoy, al saludar fugazmente en el aeropuerto de Carrasco y, luego, conversar extensamente durante el vuelo, con Jorge Ramos. Estaba allí, sentado junto a quién él mismo considera “uno de los dos hermanos de mi vida”, refiriéndose a Juan Delgado. El otro es Luis Rossi. Los dos uruguayos y fanáticos de Danubio –como Jorge-, impulsaron cada uno a su modo, la exitosa trayectoria de este exitoso compatriota que triunfa ampliamente en los Estados Unidos.
Adaptando la referida prosa del autor panameño, afirmaría que mientras avanza el avión “pasa la vida de esquina a esquina”, cuando Ramos –nacido en Montevideo el 24 de setiembre de 1952- recuerda sus dificiles años de la juventud y la adolescencia en Maroñas, donde se enamoró para siempre, eternamente, del Danubio. Tanta fue la pasión, que con aquella pujanza veinteañera, hizo maravillas para poner “en el éter” -como se decía entonces con referencia a la radio-, “La voz de Danubio”, programa partidario que Jorge logró que se emitiera por CX 40 Radio Fénix, acompañado en la aventura por Donato Casanova, otro danubiano de ley.
“Está igual la casona donde entré de botija con todos mis sueños danubianos –recuerda Jorge-. El otro día pasé por la calle Canelones, a la altura de Jackson y la vi. Está igual. No cambió nada. Entré y… ¡el operador, veterano, me reconoció! Increíble. Yo en aquel tiempo era un muchachito joven”, afirma Jorge mientras sus ojos miran hacia delante sin mirar…
Inquieto y desafiante, en 1976, cuando tenía 24 años, emprendió el camino de la emigración, como tantos en aquellos tiempos difíciles del Uruguay del golpe de Estado. Recaló en Chicago para trabajar en cualquier actividad, por fulera que fuera. Un buen día, el “golpe de fortuna” al que aludía el Cr. José Pedro Damiani, llamó a su puerta. Tenía dentro de su piel metido el “bichito” del periodismo. Junto con el citado Luis Rossi iniciaron en los Estados Unidos la increíble aventura de relatar los partidos de fútbol de los Chicagos Stings, cuando en el deporte -entonces venido a menos- de la pelota redonda, que en ese país se practicaba desde comienzos del siglo XX, recuperó campo y comenzó a explotar con la llegada de Pelé y otras estrellas al Cosmos de Nueva York.
Tomó viento en la camiseta. Su forma de relatar los partidos de “futból” y su muy correcto vocabulario y forma de expresarse, fruto de aquella educación recibida en la escuela pública de entonces, cuando se impartía mejor enseñanza que en los colegios privados, pegó fuerte y se convirtió en impacto dentro de todas las colonias de emigrantes de habla hispana. Llegó a Los Ángeles para relatar en la cadena de Radio América. Sobresalió en la Copa del Mundo de 1986 en México. Los éxitos continuaron: Prime Deportivo, Univisión Radio –la primera cadena deportiva de los Estados Unidos-, hasta llegar a lo más alto. Hoy, este uruguayo triunfador, ocupa el cargo de Director de Deportes de ESPN Radio y Televisión en Estados Unidos.
Haciendo realidad uno de los grandes éxitos de Jaime Roos, en “Los olímpicos”, hoy Jorge “extraña la gente nuestra, que le habla sin despreciar. Extraña el aire del puerto, cuando anuncia el temporal”. En cambio, no recuerda las cosas por la mitad. Por eso mismo, en cada ocasión que puede, Jorge Ramos junto a su señora y con su perra inseparable, se dan una vuelta por el pago. Para reencontrarse con amigos como Juan Delgado; para ir a ver a su Danubio querido y para seguir a muerte a la celeste, a la que lleva pegada en la piel, porque allá, en el gran gigante del país del norte, nuestro país y, principalmente nuestro fútbol, tiene un defensor de hierro, que repite una y otra vez que Uruguay es cuatro veces campeón del mundo.
Al posarse el avión en el aeropuerto de Mendoza, dominador al toque de los últimos adelantos tecnológicos, de pronto se escuchó el grito enorme de Jorge: “Danubio que no, ni, no…” Así nos enteramos todos los pasajeros que viajaban en la cola del avión, nos enteramos que los albinegros le habían ganado a Nacional. ¡Ojalá mañana la celeste, “su” querida celeste, le vuelva a dar un alegrón bien grande!