El Dr. Navascués, aquel equidistante
No conocía personalmente al presidente de Nacional, Cr. José Luis Rodríguez. Me encontraba sentado junto al Gallego González, en la primera fila de asientos de la sala de abordaje del aeropuerto de Carrasco, ayer miércoles, cuando, por esas casualidades, quedó parado muy cerca de nosotros, dialogando con dos adolescentes. Me acerqué a presentarme con una afirmación original.
-“Yo soy el que digo que Nacional no tiene acta de fundación y que el Campeonato Uruguayo en disputa, no es el número cincuenta en caso de ganarlo Peñarol”.
La respuesta del presidente albo tuvo el mismo carácter.
-“En ese tema yo respeto lo que diga el Dr. Navascués…”
-“Entonces está todo bien, porque pensamos lo mismo”, le respondí, mientras el Gallego González, saludaba al Cr. Rodríguez, quién retribuía la atención del chasirete con una curiosidad, en tanto se arriba al grupo el mismo citado Dr. Navascués.
-“¿Cómo le va? El señor es el único fotógrafo que me sacó lindo”, expresó el Cr. Rodríguez, en tanto, consultado el Dr. Navascués sobre la afirmación de mi presentación ante el titular albo, ingresó a la escena dejando constancia de que “no es un problema que Nacional no tenga acta, ya que en aquel tiempo no se la necesitaba para constituir un club, debido a una razón reglamentaria. Se trataba de fútbol amateur y en consecuencia, los jugadores no necesitaban pedir pase para cambiarse de un club a otro”.
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¡Gran persona el vasco Navascués! Primera ocasión en su vida que viaja acompañando a la selección uruguaya. Nuestro conocimiento y nuestra amistad, en este caso dicho con franqueza, data de mucho tiempo atrás. En un tiempo difícil de la vida institucional del club de los Céspedes, a fines de la década de los años setenta del siglo pasado el enfrentamiento en el presidente Miguel Restuccia y el eterno aspirante frustrado al cargo, Dr. Alfredo Cambón, polarizó de tal modo la vida de Nacional, que el tema terminó en la justicia, con un total e injusto procesamiento de Restuccia. Y vale la rotunda afirmación condenando la actitud del Dr. Cambón, porque así lo resolvió la misma justicia, en la última instancia a la que recurrió Don Miguel, fallándose a su favor. Tanto es así –fui testigo de lo que afirmo- que en 1990, luego de la acción judicial iniciada por Restuccia ante el Estado por el daño moral causado, el entonces ex presidente de Nacional resultó acreedor del erario público en 1000.000 dólares, que cobró por como recompensan por aquella tortura a la que fue sometido.
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En ese tiempo, surgió un joven impetuoso en una de aquellas explosivas asambleas de socios de Nacional, que abrió un cauce, una nueva línea de pensamiento alejada de ambos bandos. En ese tiempo quién escribe desempeñaba la dirección deportiva de la página de El Diario. Titulé la nota con una enorme fotografía de Navascués con un rotundo: “Surgió el líder de los equidistantes en la política de Nacional”.
Eran otros tiempos aquellos. La población compraba los diarios para informarse a través de sus páginas. El Diario tiraba 45.000 ejemplares cada tarde. Los canillitas eran gorriones de barrios que vendían los diarios voceando el nombre de los mismos, con los principales titulares. Se subían a los ómnibus a venderlos. En fin..
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Aquella noche Navascués tomó un bus para ir a su casa. Dicho sea de paso, es tan particular Hernán que nunca aprendió a manejar, nunca tuvo auto y recién hace pocos meses que maneja un celular. Bueno… se sentó en el ómnibus junto a un pasajero que venía leyendo El Diario, se encontró con su fotografía y el título. No lo podía creer.
Pero aquel bautismo le permitió acceder en 1980 a la delegación de Nacional cuando Dante Iocco ganó las elecciones y se puso al frente del timón del club. Estudioso profundo de los reglamentos; defensor con causa y objetividad de su querido club, el Cr. Rodríguez aportó en la charla que se armó, un elogio no sólo valioso, sino también merecido.
-“El Dr. Navascués es el único dirigente del fútbol que ganó un campeonato uruguayo para Nacional”.
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La petit reunión se deshizo porque no queríamos continuar importunando al presidente de Nacional, ni tampoco a sus hijos que escuchaban historias difíciles de comprender, para ellos, en este tiempo tan diferente al pasado. Con el Dr. Navascués, memorioso conocedor de la historia de nuestro fútbol, la seguimos en pleno vuelo rumbo a Recife, sumándose Sergio Gorzy, otro de aquellos compatriotas que por suerte gusta de la historia, la reivindica y la defiende. Y en ese desfile de recuerdos comenzaron a aparecer todo tipo de viejos ídolos de nuestro glorioso fútbol, junto con anécdotas y recuerdos. Ayudamos la convocatoria de aquellos episodios, con nuestra computadora sacando a flote registro gráficos de los diarios de cada época, mientras contábamos el penal que erró Escalada contra el Santos en 1962; el impresionante gol de Pelé en ese partido; la anécdota de Cincunegui cuando pudo nacionalizarse brasileño para defender a la selección de ese país en 1970, y no lo hizo; la apendicitis de Luis Varela que tres días antes de las finales de Peñarol ante River Plate en 1966, impidió que las pudiera disputar. En fin, recuerdos, que sólo recuerdos son…