Al cumplir 70 años, San Pablo inició campaña para mejorar la situación de Rocha
Desde San Pablo. El domingo pasado cumplió 70 años. El punto culminante será el 12 o 13 de enero cuando Peñarol se presente aquí en un partido para recaudar fondos que ayuden al crack a paliar su difícil situación económica y de salud.
San Pablo asusta desde la ventanilla del avión. El aparato recorre varios minutos por encima de una ciudad atestada de casas y edificios, hasta que aterriza en el aeropuerto de Guarulhos. El censo del 2010 canta que viven aquí casi once millones cuatrocientos mil seres humano, pero el simpático taxista que me lleva al centro apunta que “hay que agregarle por lo menos un millón más, porque… ¿sabe como hacen el censo? Cuando el funcionario llega a los edificios, no va piso por piso. Calcula a ojo y pone lo que quiere”.
Diego Lucero, el querido y recordado troesma siempre me decía que los tacheros son el termómetro de la ciudad. Que hay que hablar con ellos para comenzar a conocer la realidad de cada lugar a donde uno llega. Y empiezo por preguntarle por la política.
“Esto del mesalao destapó la olla. Lula y los del PT se robaron todo. Ahora puso a Dilma y está peor. La corrupción es gigantesca…”
-Pero ganó la elecciones, le digo…
-“Sí. El PT va a seguir ganando todas las elecciones. ¿Sabe por qué? Porque Brasil tiene un 20% de población que vive muy bien; otro 30% que vive del trabajo y el resto está en el interior, en el Nordeste. Y ellos son los que hacen la diferencia a la hora de votar. Desde que está Lula cobran sueldo sin trabajar…”
-¿De qué club es hincha?
-“De San Pablo. El miércoles vamos a salir Campeones de la Copa Sudamericana”.
-Yo soy uruguayo…
-“Uruguayo como Rocha. Yo lo vi jugar dos veces. ¡Ese sí que era bueno! El otro día, cuando jugó San Pablo contra el Corinthians me parece que le hicieron un homenaje. Creo haber escuchado algo en la radio”
Me sorprende el valor del dólar. A comienzos de diciembre tocó los 2,14 reales. El Banco Central salió al mercado para impedir que se disparara aún más. Hoy la pizarra canta 2,10 en la compra. Cuando pretendí cambiar en el aeropuerto, averigüé la cotización y me cantaron que pagaban 1,90. Le dije gracias y seguí. Cuando el taxi me dejó en el hotel Maksoud Plaza, en la recepción me pagaban 1,70. Le pregunté si estaba loco. Apenas se sonrió…
Tenía la intriga por ese homenaje a nuestro compatriota. No costó mucho averiguarlo. Efectivamente, el domingo pasado 3 de diciembre, en el partido ante Corinthians, todos los jugadores del San Pablo salieron a la cancha con una camiseta que tenía el número 70 y debajo de él su nombre: Pedro Rocha. Ese día, el salteño cumplía 70 años.
En la sección deportes de “O Estado de San Pablo”, de hoy, domingo 9 de diciembre, en la cabeza de la página 6 en la columna “Boleiros” que escribe el periodista Ugo Giorgetti, dedicó la misma al notable jugador uruguayo. “Delirios y visiones” es su título.
Comienza haciendo mención al homenaje y continúa textualmente de esta forma:
“Unos dicen que fue un homenaje a los 70 años del crack, otros dicen que fue un alerta para llamar la atención sobre su situación actual”.
“En fin, los homenajes, en Brasil, en general son sinónimos de más noticias. Y de hecho, escucho, de tanto en tanto, comentarios nada agradables sobre Pedro Rocha. En una reciente Libertadores, la tentativa de entrevistarlo para hablar de la final entre Santos y Peñarol, fracasó debido a sus condiciones de salud”.
“Prefiero no saber. No quiero saber. Prefiero pensar que está muy bien, caminando todas las tardecitas en largos paseos por las calles de la dulce ciudad de Montevideo. Prefiero imaginarlo tranquilamente gozando de la paz de aquellas calles serenas, silenciosas, crepusculares y tan amigables. Es probable que esas sean apenas visiones agradables, que nada tengan que ver con el estado del ex jugador. Pero, su presencia para mí se presenta así, por esos espasmos, por fragmentos”.
“Recuerdo cuando llegó a San Pablo, ya consagrada tanto con Peñarol como con la celeste. Tenía informaciones que era un gran articulador de juego y, por eso, me preguntaba que iban a hacer con él, ya que San pablo tenía al grande Gerson para esa función. Lo que no sabía es que él jugaba en cualquier lugar. Conocía todo el juego, de medio campo hacia adelante. Dribleaba, ejecutaba faltas, cabeceaba, entraba con la pelota dominada y, principalmente, no erraba un pase. Desmentí todos los lugares comunes que tenemos acerca de los jugadores uruguayos, como truculentos y de garra”.
“Rocha era pura técnica, que desparramó por años con la camiseta del San Pablo. Cuando culminó su carrera intentó ser entrenador. Estuvo por ahí un tiempo, siempre de modo incierto, sin afirmarse nunca, exactamente como otros grandes cracks como Falcao, Cerezo, Zico. Porque para un gran crack, jugar al fútbol tal vez sea algo muy simple. Sólo que lo muy simple de ellos es imposible para el resto de los mortales. Por eso existe una descompensación permanente entre ellos y sus dirigidos”.
“De cualquier manera, Rocha fue saliendo de mi horizonte paulatinamente, de equipo para equipo, hasta que desapareció. Ahora sólo se de las noticias vagamente inquietantes y desagradables. El gesto de San pablo al homenajearlo fue bonito, trayendo su nombre para los hinchas de hoy. Pero me gustaría algo más. En mis delirios sueño con un patrocinador excéntrico que, en vez de patrocinar a un jugador nuevo, al vigoroso atleta admirable, patrocine al viejo, al quebrado, al frágil ser humano en que se transforman los grandes e inolvidables cracks”.
De esta forma, a través de la mano del San Pablo, la figura de Pedro Rocha ha vuelto a la actualidad. Con dificultades económicas, a las que se suma su salud muy debilitada, el punto culminante de esas acciones del club paulista, será la presencia de Peñarol para jugar aquí, el 12 o 13 de enero de 2013 frente al San Pablo, en un encuentro destinado a recaudar para contribuir con el notable jugador uruguayo.
Rocha llegó de Salto en 1959 con 16 años directamente al plantel principal. Jugó en Peñarol hasta agosto de 1970, mes en que se incorporó al San Pablo donde actuó hasta 1978. Después jugó un año en Curitiba y seis meses en Palmeiras y luego otros seis en Bangú, hasta que viajó a México para cerrar su trayectoria en Monterrey en 1980. Conquistó 8 títulos de Campeón Uruguayo, fue Campeón Paulista en 2 ocasiones y Campeón de Brasil y del Campeonato Paranaense en una. Con Peñarol se consagró Campeón de la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1966, venciendo en las finales a River Plate de Argentina y Real Madrid de España. Con la celeste tiene un récord que será difícil de igual. Participó en 4 Copas del Mundo.